Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100147
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 10 de enero de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Marqués de Trives.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 374-375.
Tema: Crisis por que atraviesa la agricultura.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Declaro que nunca he conocido una oposición más ministerial, que la oposición conservadora desde que se han abierto las Cortes, porque a su impaciencia inexplicable, tiene que agradecer el Gobierno el papel airoso que le destina. En el Congreso se ve obligado, por la impaciencia de la oposición conservadora, a defender las prerrogativas del Senado; y en el Senado, por esa misma impaciencia, se ve en la necesidad de defender las prerrogativas del Congreso. Jamás se ha visto el Gobierno en mejores condiciones. Muchas gracias, señores de la oposición conservadora.

¿Qué es lo que pretende ahora el Sr. Marqués de Trives? ¿Qué presente aquí el Gobierno todo su plan económico, todas las reformas económicas que tiene preparadas? (El Sr. Marqués de Trives: No). Esto es lo que resulta de la proposición. (El Sr. Marqués de Trives: Aquí no; en cualquier parte).

Vamos poco a poco, que yo demostraré que jamás oposición ninguna ha sido más ministerial que lo está siendo, sin querer, ya lo sé y por eso no se lo agradezco, la oposición conservadora. La proposición dice que el Gobierno presente lo antes posible o inmediatamente el plan económico que tenga dispuesto para salvar la crisis por que atraviesa el país. (Varios Sres. Senadores: No, no). Declaro que los que dicen no, no han leído la proposición, porque a mí me basta haber oído su lectura y haber escuchado al autor de ella para sables que lo que se desea es que, mientras no se discutan las reformas económicas, no se pueda discutir nada en esta Cámara.

Pues esto no se puede hacer sin faltar a las prerrogativas del Congreso y a la Constitución del Estado, porque toda esa serie de medidas económicas que el Gobierno tiene preparadas, se refiere a los presupuestos y afecta al crédito de la Nación, y la Constitución prohíbe terminantemente que el Gobierno presente los proyectos de ley que se refieran a las contribuciones y al crédito público al Senado; tiene que presentarlas inevitablemente al Congreso.

Ya ve, por consiguiente, el Sr. Marqués de Trives, como el Gobierno no puede satisfacer su deseo, porque no está en el caso de faltar a la Constitución sólo por dar gusto a S.S. ¿Qué quieren SS. SS.? ¿Que presentemos los proyectos en el Congreso? ¿Y para qué? ¿Pretenden SS. SS. que se discutan antes que el mensaje de la Corona, cuando el partido conservador no ha querido discutir nada, porque decía que entrar en cualquier debate antes de dar contestación a la Reina, era irrespetuoso para la Monarquía? ¿En qué quedamos? Cuando conviene se puede discutir todo antes que el mensaje, y cuando no conviene es imposible discutir nada antes que el mensaje, porque se falta a la cortesía que deben tener los Cuerpos Colegisladores al Trono, a S. M. la Reina. No hablemos, pues, aquí ahora del plan del Gobierno.

Es claro que el Gobierno pudiera presentar su plan en el Congreso antes de discutir el mensaje; ¿pero sabe el Sr. Marqués de Trives por qué no lo presenta? Porque entonces se dilataría la discusión del mensaje quince días más, porque al discutirse aquél se discutirían también los proyectos que el Gobierno presentara. Por esto el Gobierno, que tiene preparado su plan y estudiados todos sus proyectos, no los presenta, ni los presentará hasta que se acaba de discutir el mensaje, en bien de la discusión misma y en provecho de los trabajos parlamentarios.

Queda, pues, reducida la proposición aquí pendiente, a lo que en el Senado se pueda hacer. Pues bien, Sr. Marqués de Trives, si en el Congreso no se ha consentido discutir ningún asunto que fuera objeto del mensaje en el Senado, ¿cómo en el Senado se ha de permitir que se discuta ningún asunto que sea objeto del amplio debate que va a comenzar en el Congreso? Es necesario que los Cuerpos Colegisladores se guarden las consideraciones que mutuamente se merecen y se deben, y esto no se hace cuando, como ahora mismo probablemente sucederá tal vez, se esté discutiendo en el Congreso una enmienda al mensaje de la Corona, que se refiere precisamente a las cuestiones económicas, a lo que es objeto de esta misma proposición. Por consiguiente, si no es posible lo que se pretende sin faltar a la ley de relaciones de los Cuerpos Colegisladores, si no cabe esta discusión sin que se falte al respeto que al Senado merece el Congreso, ¿cómo se va a entrar en ella? Y en esta situación, ¿qué quiere el Sr. Marqués de Trives que se haga entre tanto en el Senado? ¿Qué nos estemos con los brazos cruzados? Pues esto no puede ser, y para evitarlo, por fortuna, resulta que una de las pocas cuestiones que quizá pueden discutirse aquí sin inconveniente ninguno, es el Jurado. ¿Sabe el Senado por qué? porque sobre el Jurado ha dicho su última palabra el Congreso; porque es un proyecto de ley de aquella Cámara, y debe discutirlo el Senado. (El Sr. Sivela, D. Manuel: Sobre lo contencioso tampoco se dice una palabra y urge más). Sobre lo contencioso aseguro a S.S. que apenas venga ese proyecto de ley, se nombrará la Comisión y se discutirá. (El Sr. Silvela, D. Manuel: Eso es más útil que el Jurado). Pero, permítame el Sr. Silvela; aquí no vamos a discutir ahora la utilidad de los proyectos y, sobre todo, para S.S. será más útil uno, pero para el Gobierno pudiera serlo otro. (El Sr. Silvela, D. Manuel: Lo es para el país). Claro que entiendo que es útil como los demás, cuando he tenido la honra de suscribirlo, y repito, que se discutirá, para lo cual se ha hecho todo lo posible, a pesar de la resistencia que han opuesto los amigos de S.S. (El Sr. Silvela, D. Manuel: A lo contencioso, ninguna). Mucha resistencia, como que se han presentado más de 40 enmiendas. (El Sr. Conde de Tejada de Valdosera [374]: Que se han retirado). Y hubo necesidad de mucha discusión previa y no pocas conferencias particulares para advertirles que no podía obstruir de ese modo el partido conservador sin exponerse a represalias. (El Sr. Silvela, D. Manuel: Pido la palabra para una alusión personal).

Se discutirá lo contencioso, se discutirá el Jurado, se discutirá todo, porque el Gobierno está resuelto a que todo se discuta, sin dejar de discutir por esos las reformas económicas, que el Gobierno cree, como el Sr. Marqués de Trives, que son de urgente necesidad; pero sin que entienda que por estas se han de detener las reformas políticas, que para todo hay tiempo, porque el deber de los Sres. Diputados y Senadores, como el deber del Gobierno, es discutir todo lo que sea urgente, y tan urgente es lo uno como lo otro; y si para dar cima a todo el trabajo no hay bastante con cuatro horas de sesión, se emplean ocho, cuatro para las cuestiones económicas, y cuatro para las políticas. Entre tanto, si no podemos discutir otra cosa más que lo que hay pendiente, vamos a hacerlo, que eso tendremos adelantado para que no sirva de embarazo a las cuestiones económicas que con tanta urgencia quiere el Sr. Marqués de Trives que se discutan.

No debo entrar yo ahora a examinar las cuestiones económicas que ha examinado el Sr. Marqués de Trives. Yo sólo puedo decir a S.S. una cosa, y es que lejos de ser panacea, como S.S. pretende, la proposición que hay sobre la mesa, precisamente de la región que S.S. representa vienen noticias muy contrarias; lejos de creerla allí remedio infalible para curar los males que sufren la agricultura y el país, la juzgan un gravísimo mal, y bien cierto estoy de que no han de agradecer a S.S. sus electores y sus paisanos lo que ha dicho en la sesión de esta tarde. Hay regiones en España a las cuales no se puede desatender (sin que yo digo ahora nada en pro ni en contra de la proposición), que creen que esta proposición es altamente perjudicial para sus propios intereses.

Es, pues, necesario estudiar esta cuestión en su conjunto y no aisladamente, para ver si aquello que considerado como remedio sea inconveniente para una región, se puede sustituir con otras medidas, y por esto el Gobierno no quiere presentar ni discutir proyectos aislados, sino que considera indispensable someter a la discusión de ambas Cámaras un plan completo de reformas que procure conciliar todos los intereses, salvando, sin crear nuevas dificultades, el conflicto por que atraviesa España, sufriendo males que afligen también a otros países. En este sentido, y por esa razón, observando que lo que busca el señor Marqués de Trives, con buena intención sin duda, no es más que un término dilatorio, espero que el Senado no le dará ese gusto, porque no sería cumplir con su deber; pues el que, a mi juicio, tienen los señores Senadores e el de discutir todo lo que pueda discutirse, en vez de empeñarse en que se discuta aquello que ofrezca una dificultad insuperable. Por esto, yo pido a la Cámara se sirva desechar la proposición del Sr. Marqués de Trives, y que entre pronto en la discusión de los proyectos de ley que hay pendientes, a fin de ir desembarazando el camino para poder marchar más rápidamente por el de las reformas que el país pide y que el Gobierno está dispuesto a realizar en la medida posible, tan pronto como lo permitan otras urgentes atenciones parlamentarias. [375]



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